Flexibilidad para
encontrar el camino oportuno
Hace
cosa de 2 meses nos mudamos a un nuevo piso. Des del día que entramos a día de
hoy ha cambiado bastante, lo vamos moldeando a nuestro gusto. Pintamos con el
color que nos agrada, cambiamos de sitio los muebles, tiramos los que no nos
gustan, ponemos algunos de nuevos, cambiamos las luces, cortinas, etc. Al
principio me sentía un poco forastero en mi propio hogar y poco a poco se ha
ido caracterizando con nuestros propios rasgos de personalidad.
Al
principio uno tiene mucha energía, limpia a fondo todo el piso, renueva las
cosas viejas que no quiere y pone otras, pinta, decora, pone plantas. Uno se
siente bien. Es todo muy bonito, como normalmente todo en la vida,
una nueva relación, un nuevo trabajo, la práctica de un nuevo deporte, un nuevo
móvil, etc. Ahora bien, ¿Cómo mantenernos con la ilusión? Como si lo que
tenemos ahora no proviniera del ayer, darnos cuenta que lo que tenemos ahora es
lo único y que cuidarlo es lo más importante. En fin hacer un cambio sin tener
que llegar al extremo de perderlo para darnos cuenta del valor que tenia para
nosotros.
Relacionando
ahora con el piso, puedo observar como lentamente, hay unos patrones que
aparecen en la rutina. Por ejemplo: llega un día que se funde una bombilla, uno
piensa bueno ya la compraré, de momento aún queda una y aun me puedo ver. Hay
rincones que se empiezan a acumular trastos viejos, sitios donde el polvo no se
llega a limpiar nunca. Y sitios que requieren un cuidado especial como la
cocina y el baño que si no se limpia a fondo y con regularidad muchos rincones
aparecen moho y malos olores.
Este
es un pequeño ejemplo con un piso, nuestra vivienda, pero se puede extrapolar
perfectamente a un trabajo, una relación, una afición, y como no a nuestro
propio propio cuerpo.
¿Cómo creéis que responde el cuerpo según la
manera como lo tratamos? Nuestra mente está atada al cuerpo, el cuerpo responde
a las todas las señales de esta. Ya sea la parte inconsciente o consiente,
ambas tienen una gran influencia en la toma de decisiones que terminarán por
hacer una cosa u otra con nuestro cuerpo. Si con nuestra manera de actuar día a
día en un rincón de nuestra casa se acumula el polvo, ¿creéis que esto va ha
ser diferente con nuestro cuerpo? Lo que quiero decir con esto es que según
nuestra manera de pensar, nuestra estructura, tenderá a unas enfermedades u
otras. Solo una estructura estable, integra tenderá a la salud.
Sobre
la enfermedad hay mucho más de lo que podemos hacer, con lo que pensamos que
podemos hacer. Aquí es donde entra
nuestra responsabilidad. Y es duro, normalmente no la queremos tomar.
Me
maravilla la cultura oriental por su capacidad de encontrar un equilibrio
cuerpo-mente. Hace muchos años que intentamos acercarnos aquí en el occidente a
estos conocimientos a través de la práctica de técnicas como el yoga, el taichí,
el qi gong, etc. No hay que olvidar que estas técnicas es una filosofía, y yo
me hago la siguiente pregunta, ¿Las personas de oriente practican taichí porque
tienen una estructura que les lleva a practicar el taichí? Aquí es la
diferencia de practicar taichí porque estoy buscando algo, des de la necesidad.
O des de la plenitud como pasa en oriente. Es ir a la paradoja de que fue primero el huevo o la gallina. Me intento explicar lo más claro que puedo, aunque no se si lo consigo mostrar claridad jejeje
Como
decía antes con el ejemplo del piso, al principio parecía que todo funcionaba,
si lo relaciono con el cuerpo, en la infancia, los niños tienen mucha
vitalidad, energía. Al relacionarlo, encuentro que la solución es vivir el
presente, otro de los pilares de la filosofía oriental.
Por
ejemplo, al entrar en un piso todo es nuevo, nos proponemos a renovar, a
construir. Estamos viviendo en el presente al igual que los niños, viven el
presente y un claro ejemplo es cuando explicamos a un niño, la semana que viene
iremos de excursión. Ellos no lo entienden, quieren ir ya. Incluso a los adultos nos molesta la
impaciencia de los niños. Luego ya nos encargaremos de sacarlos del presente.
Imaginaros
vivir el presente. Ser adulto y continuar con la vitalidad y energía de un
niño. Aquí es donde se encuentra la salud. La salud es vitalidad y energía.
Intuyo
que viviendo una vida plena, al final el cuerpo dejara de funcionar no porque
se haya estropeado, sino porque habrá terminado su función aquí. Y ese instante
solo se puede vivir en el presente, en el momento que nuestro cuerpo decide
marcharse. No lo podemos comprender
antes de tiempo.
Por
eso, ¿vale la pena preocuparse por la muerte?
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