dimecres, 20 de novembre del 2013

El deseo de ser especial


Solo los que se creen especiales pueden perder la paz interior


El libro de un curso de milagros dice que es un curso para alcanzar y conservar el estado de paz. También dice que para aprender este curso se requiere que estés dispuesto a cuestionar cada uno de los valores que abrigas.
¿Pero que es el estado de paz? Yo lo definiría como nuestro estado natural, el ritmo de la naturaleza, nuestra conexión con ella; el vuelo de un pájaro, el movimiento homogéneo de un banco de peces, o el simple dormir de un gato tumbado en el sol. El ser humano a diferencia de los animales, cuando observamos el mundo parece que nos hemos desviado de este ritmo. Ahora bien, que nos diferencia a los humanos del reino animal, la conciencia. La conciencia de nuestros pensamientos, de nuestros actos. Parece como haber despertado con respecto a todo otro ser. Ahora bien, hemos despertado al mundo pero no sabemos como actuar, nos encontramos separados de esta sincronicidad que hace mover todo. Entramos en el mundo de la dualidad, la sincronicidad que mueve el mundo y el universo frente nuestro mundo propio. Ponemos resistencias al flujo natural, y es cuando perdemos la paz interior y enfermamos. El mundo dual: el querer y el miedo, lo bueno y lo malo, la luz y la oscuridad frente al amor y la armonía.

Bien, sabemos que tenemos un estado de conciencia y que existe en nuestro entorno una sincronicidad. Al estar en un cuerpo y observar nuestro entorno no deja de ser dual, pero no dejamos de pertenecer al sistema, la sincronicidad que lo mueve todo no puede dejar de estar en nosotros sencillamente porque formamos parte del conjunto.
Y esta sincronicidad aparece cuando no oponemos resistencias. Y todos la hemos experimentado. No deja de ser el estado con el que venimos a este mundo, cuando somos bebes. Un bebe duerme, come y caga, y todo lo hace la mar de a gusto. Ahora bien, ¿qué nivel de conciencia puede tener un bebe? Pero en nuestra etapa de plena conciencia somos capaces de volver a experimentar este estado de sincronicidad, y le llamamos: Has dormido como un bebe, disfruta como un niño, tiene la suerte de su lado, hoy me siento inspirado, etc…
Con todo lo que acabo de decir ahora que la verdad que se me he ido inspirando sobre la marcha y estoy muy contento por la siguiente conclusión a la que he llegado:
La perdida del estado de la paz tiene relación con nuestro estado de conciencia que tenemos frente a todo otro ser vivo del planeta. Nuestra conciencia de cómo vemos el mundo, de cómo catalogamos los hechos, los pensamientos, las emociones. En definitiva una mala gestión de nuestras creencias.
El curso de milagros no deja de ser un curso para reestructurar todas nuestras creencias y sincronizarlas con las del mundo que vivimos, con el universo.

La primera lección de este ya empieza diciendo: “Nada de lo que veo en esta habitación [en esta calle, desde esta ventana, en este lugar] significa nada”
Es un curso radical, ya se puede ver con el contenido solo de la primera lección. Es un curso que reestructura todas nuestras creencias, hay un cambio de paradigma. Este mensaje no es un mensaje nuevo, hace ya 2000 años las palabras de Jesús contenían este mensaje de paz, ahora bien, lo que posteriormente la religión y sus creyentes han interpretado parece ser bastante diferente. Las creencias siguen desconectadas al mensaje de paz. 
  
A continuación hay 2 pequeñas extracciones de este libro:

Ninguna creencia es neutra. Cada una de ellas tiene el poder de dictar cada decisión que tomas. Pues una decisión es una conclusión basada en todo lo que crees.”

Nuestras creencias condicionan nuestra vida en este momento

Una creencia que no se haya reconocido es una decisión de batallar en secreto, en la que los resultados del conflicto se mantienen ocultos y nunca se llevan ante la razón para ver si son sensatos o no. Y son muchos los resultados insensatos que se han obtenido y muchas las decisiones absurdas que se han tomado que ahora se han convertido en creencias a las que se les ha otorgado el poder de determinar las decisiones subsiguientes.

Las creencias que nos limitan bloquean el flujo de las emociones y nos encierra en una percepción de la realidad donde mayormente el miedo es el gobernante.

Siempre se puede cambiar, ahora si, cada uno solo puede cambiarse a si mismo, y no podemos esperar ni cambiar a los demás ni que los demás nos cambien, esto es enfermedad.  

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