dimarts, 10 de març del 2015

Cabreo vs Culpa

Aceptar la situación y aprender al respecto


Muchas veces he escuchado a mi madre decir en situaciones donde hay una discusión y hay un cabreo. Esta persona tiene dos faenas, cabrearse y “descabrearse”. Esto me lo había dicho muchas veces a mi cuando era pequeño y por alguna cosa u otra me había cabreado. Con la inocencia de un niño yo en aquella situación que no entendía bien que quería decir con esta frase, pensaba en mis adentros. Dos trabajos no, solo uno porque ya estoy cabreado jejeje. Pensaba bueno la cosa es más fácil, solo tengo que hacer un trabajo, el otro ya está hecho. El kit de la cuestión es al hacernos mayores. De niños nos enfadamos y volvemos a sonreír en un abrir y cerrar de ojos, pero al hacernos mayores, será por la poca elasticidad neuronal que nos va quedando, pero los cabreos parece que nos duren más. Yo me he podido observar que por tonterías he estado cabreado 2 y 3 días. Al verlo des de fuera, por ejemplo una vez que se me ha pasado el cabreo, me avergüenzo de no haber encontrado una solución antes. Y este tipo de situaciones las podemos ver en todas partes, y muchas de duración indefinida.

¿Cuánta gente conocéis que se han separado, se han cabreado con su pareja y nunca se han perdonado?

¿Cuánta gente conocéis que se han cabreado con su familia, y por cabreo o vergüenza no se han vuelto a hablar nunca?

Al final lo que se veía tan fácil con la inocencia de un niño, de perdonar, descabrearse y volver a restablecer una amistad, con la seriedad de un adulto no parece tan fácil.

El personaje central de todo esto es la culpabilidad. Y es el único que mantiene una situación de desacuerdo viva.

Nos encanta sentirnos culpables y hacer sentir culpables a los demás, o por lo menos parece que nos guste porque es el pan de cada día en este mundo. Una sola gota de culpabilidad nos ciega al amor y nos condena.

Ahora entiendo la importancia que tiene la frase que me decía mi madre: Los que se cabrean tienen dos trabajos, cabrearse y calmarse, que vendría a ser lo mismo que dejar de reconocer el amor y volver a reconocer el amor.

Por lo tanto cabrearse, sentirse culpable es dejar de reconocer el amor y por lo tanto perder la paz interior. Y aquí no hay excepciones, no hay ni ganadores ni perdedores, puedes estar en la banda de estar cabreado, de querer hacer sentir culpable a alguien por alguna razón, sentirse culpable uno mismo por creer que ha hecho algo mal, esto solo puede desembocar en perdida de paz. No hace falta que me creáis, observar en vuestras situaciones particulares que es lo ocurrido.

Por lo tanto, y lo más importante ya que este mundo no lo comparte, siempre que condeno a alguien, me estoy condenando a mí mismo.

Y aquí vemos la gran pérdida de poder que padecemos al cabrearnos.

Si aceptamos una situación, no le estaremos dando el poder a algo externo a nosotros y tendremos la oportunidad de integrarlo y ver una visión global al respecto, donde no hay ni vencedores ni vencidos, este es solo el mundo del Ego.

Este tema se me ha sido inspirado por una película que vi ayer que se llama Poor boy’s game en español Último asalto. La foto del principio corresponde a la película y es una escena donde por una situación grave de racismo llevan a experimentar estas dos personas el sentimiento exagerado de rabia por una banda y de culpa por la otra. Al mantenerse con estos sentimientos a lo largo de la película se desencadenan otras experiencias de dolor, las cuales cada vez aumentan el conflicto. Solo el perdón, una mente limpia de juicio puede deshacer este círculo vicioso y es una película que lo ha sabido transmitir muy bien. Me quito el sombrero por el gran mensaje que ha querido transmitir el director de esta película y lo bien que lo ha transmitido. Os recomiendo ver la película a través de la visión del perdón y aunque a veces parece que es imposible, no deja de ser una creencia que creemos que no podemos perdonar. 

2 comentaris:

  1. Gracias Joan! por esta bonita reflexión sobre la virtud del perdón. Recientemente asistí a un taller del perdón y descubrí que la dificultad de perdonar a los demás representaba el mal menor en comparación con la dificultad del auto-perdón y como, en la mayoría de casos, ambos estaban relacionados. De este modo, perdonar a los demás significa perdonarse a uno mismo por bloqueos en nuestro interior.

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  2. Moltes gracies pel teu comentari Cristian. Una abraçada!

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